top of page

Madonna para revista Vanity Fair - Febrero 2023

Madonna es la nueva portada para la revista Vanity Fair del mes de Febrero, acá un extracto de la entrevista exclusiva y fotografías:


Madonna tiene una voz dulce, pero sus palabras son duras como piedras. Contienen la seriedad de un mundo en el que convergen amor y odio, pasión y crítica, obsesión y aplauso. “Era mi destino y lo acepté”, dice enfática. “Lo acepté porque era lo que tenía que hacer. Lo acepté porque este era el camino que tenía que recorrer en esta Tierra”.  


Pionera y precursora. Diva y estrella del pop. Tras 40 años de carrera, ahora prepara una nueva gira y una película sobre su vida. Nos encontramos con ella una tarde de invierno en un lugar indeterminado de Bushwick, al norte de Brooklyn, Nueva York. El cielo está gris, la calle en silencio. Llega una furgoneta oscura, se abre una puerta y aparece una mujer menuda, con una capucha negra de la que brotan un par de trenzas cobrizas. Segundos después, esta extraña Alicia en el País de las Maravillas en versión tenebrosa desaparece tras una puerta que da a un almacén en el que no hay mercancías ni bienes de consumo, sino payasos, artistas, bailarines, modelos, maquilladores, peluqueros, estilistas y maquinistas. Durante dos intensas jornadas estas personas compartirán cada minuto del día con ella hasta altas horas de la madrugada. Todos se han reunido para dar vida a un proyecto artístico llevado a cabo por los fotógrafos Luigi & Iango en exclusiva para Vanity Fair con el fin de reflexionar sobre la trayectoria, los valores, la creatividad y las provocaciones de una artista que no solo cambió la historia del espectáculo, sino que contribuyó a la evolución cultural del mundo entero.


Cuarenta años de canciones, provocaciones, espectáculos, éxitos, críticas y elogios. ¿Cuánto le ha costado todo esto? Podría responder: varios miles de millones. Pero ¿en qué moneda? Es difícil de cuantificar porque es complicado medir el hecho de tomar riesgos o el propio proceso artístico. Cuando dedicas tu energía a trabajar y luchar por cosas en las que otras personas no creen, te puede costar un tiempo que podrías utilizar para relajarte y buscar la comodidad y una vida sencilla. El precio más alto fue la pérdida de horas de sueño y pasar menos tiempo con mis seres queridos, así como de la paz de espíritu. Pero creo que era una parte necesaria del viaje en el que estoy embarcada y es un precio que he aceptado pagar.


¿Cuál ha sido el mayor triunfo y cuál la mayor derrota de su carrera? Guiar a mis hijos para llegar adonde han llegado en la vida, y sentir que de momento están bien. Esa ha sido la batalla más dura.


¿Y en su carrera? No sabría decir, pero el hecho de tener todavía una carrera es mi mayor victoria.


¿Y la peor derrota? Nunca me centro en las derrotas porque todo lo que te ocurre es una victoria, incluso aquello que percibes como una derrota.


Me gustaría comentar con usted este proyecto artístico de Luigi & Iango para Vanity Fair. Empecemos por el cuadro de la Virgen María, la Madonna, retratada sobre un pedestal. Siempre ha sido atacada por la Iglesia católica… Fíjate bien en las fotos: estoy con una corona en la cabeza, con un vestido suntuoso, encima de una plataforma. Me sentí atacada durante la sesión fotográfica. Esa es la metáfora que responde a la pregunta. No es fácil llevar una pesada corona sobre la cabeza. ¿Cómo me sentí? La primera vez que me sentí atacada fue cuando di la conferencia de prensa en Roma durante el rodaje de En la cama con Madonna. Al fin y al cabo, fui educada en la religión católica y me di cuenta de que si la Iglesia no era capaz de percibir mi trabajo como artista como algo positivo, entonces ese era su problema. El problema lo tenían ellos, porque no comprendían que mi labor como artista unía a la gente, le daba libertad de expresión, unidad. Era un espejo de las enseñanzas de Jesús y del cristianismo, así que los que me atacaron eran unos hipócritas.


Usted fue una de las primeras artistas en celebrar la diversidad. El icono de la Virgen María en la portada parece simbolizar el dolor, la inclusión. Un sentimiento de maternidad y de aceptación de la diversidad… No sé muy bien qué significa decir que fui una de las primeras. Creo que dar voz a otros formó parte de mi camino. Cuando empecé en Nueva York, estuve rodeada de gente muy diversa. Aquellos que me apoyaron eran personas de distintas etnias y miembros de la comunidad LGTBIQ+. Ellos fueron mi apoyo, así que, ¿cómo podría no apoyarlos yo también?


Hay otra imagen religiosa muy provocativa: una Última Cena protagonizada por mujeres… Fue una sugerencia de Luigi & Iango y me pareció un punto de vista muy interesante. Como se sabe, en la Última Cena aparecen Jesús y sus discípulos, todo hombres, así que me pareció interesante dar la vuelta a la tortilla y llenar a Jesús de energía femenina, rodeado de discípulas. Me gustó la idea de jugar con esa contradicción, que en realidad no es tal.


¿Cuál es su relación con la religión hoy en día? Creo que es importante tener rituales y una vida espiritual. Pero también creo que la religión sin comprensión, sin conocimiento, sin curiosidad y sin inclusividad no puede considerarse religión. No me puedo unir a grupos religiosos que sean excluyentes hacia otros o extremistas. Aun así, respeto todas las religiones y animo a la gente a examinar las creencias que siguen. Que entiendan los libros sagrados y los rituales, porque sin comprensión solo queda el dogma y las reglas, y se convierte en un ejercicio vacío. Mi relación con la religión hoy consiste en cultivar mis prácticas espirituales. Y pienso que es importante para todos llevarlas a cabo, pero no las voy a definir para otra gente. Creo que es importante rezar y tener una conexión con el alma, con la fuerza espiritual, llámalo como quieras. No veo manera de sobrevivir sin conectar con la idea de que hay un poder y una energía más grandes, con que hay muchas energías. Que hay un mundo metafísico y místico del que todos somos parte y con el que debemos seguir conectados.


En otra imagen aparece como una muñeca delicada, un juguete que puede romperse. De nuevo: seguí la sugerencia de los fotógrafos. Y vi en ella la idea de la fragilidad de ser mujer, una fragilidad que proviene principalmente de no conectar con la fuerza interior. Esa falta de conexión nos hace sentir como muñecas rotas.

¿Se ha sentido así alguna vez? Muchas veces. No creo que sea posible ser una artista femenina o un ser humano sin sentirse roto o herido. No existe la vida sin ese sentimiento.


En otra fotografía aparece rodeada de toreros, colgada de una cuerda, maltratada por hombres. ¿Es esto un reflejo de la cultura patriarcal y la misoginia que siguen caracterizando a nuestras sociedades? Es una guerra continua y sí que vivimos en un mundo patriarcal. Estoy siempre luchando contra ello, sintiendo su empuje y resistencia. Y esa imagen es una metáfora perfecta de ello. Estoy colgada de una cuerda, mis pies apenas tocan el suelo. Los toreros que me rodean tienen las uñas largas, afiladas como cuchillos. Además, llevan máscaras y no se les reconoce. Hay una sensación de peligro generalizada. Representa mi lucha contra el mundo patriarcal en el que vivimos, una constante en mí. Me zarandearon de un sitio a otro, a veces chocando contra otras cosas. Hay un elemento de misterio, de no saber cómo va a salir todo. Y tradicionalmente es el torero el que ataca al toro.


¿Estamos dejando atrás ese mundo como sociedad? Definitivamente no. De hecho, me parece que retrocedemos. ¿Por qué si no seguiríamos hablando en Estados Unidos de la libertad de las mujeres para decidir sobre su cuerpo?


¿Es pesimista? Debo ser optimista. Si no lo fuese, no sabría cómo seguir.

En otra imagen toca con un violonchelista. Ha descubierto a tantos autores, tantos talentos, tantos artistas. ¿Quién le gusta hoy? ¿Quién la inspira? Una pregunta difícil. Me gustan todos los artistas que tienen el valor de contar historias verdaderas, historias de vulnerabilidad. Soy un gran fan de Kendrick Lamar. Es un artista increíble, su música es maravillosa. Las palabras que utiliza son poderosas. Supo contar la historia de una generación víctima de abusos, de drogas, de padres ausentes. Creo que es innovador y que lleva la música a otro nivel. Es capaz de rapear y curar al mismo tiempo, manteniéndose honesto. Está claro que ha llevado a cabo una gran labor de introspección. Admiro a los artistas que hacen esto y lo trasladan a algo que conecta con la cultura pop.


Llegamos a la imagen en la que aparece retratada junto a un hombre como Frida Kahlo. La pintora mexicana ha sido como una guía en su carrera.

Era una adolescente cuando descubrí a Frida Kahlo en el Detroit Institute of Arts. Me fascinó cómo se convirtió en pintora, cómo todo surgió a raíz de un accidente de autobús que la dejó inmóvil en una cama de hospital durante un año, cómo su padre le llevó pinceles y pintura y cómo, a pesar del sufrimiento y con enorme esfuerzo, los utilizó. Utilizó sus brazos y su pintura para transformar el dolor en belleza. Creció como una marginada y yo me puedo sentir identificada con eso. Si Frida Kahlo pudo soportar todo el dolor y el sufrimiento y seguir adelante creando obras maravillosas sin sentir pena por sí misma, yo también podía. Siempre ha sido una fuente de inspiración y una musa para mí.


En esta sesión de fotos hay muchos payasos. ¿Por qué?

Me encanta la paradoja del payaso. Me fascina porque un payaso se disfraza, se pinta la cara, sale al escenario y todo el mundo se echa a reír. Pero percibes una especie de oscuridad y de tristeza a la vez. Se nota que se esfuerza para hacer reír a la gente y así evitar ponerse a llorar. Me encanta esa yuxtaposición, que está representada en la canción Send in the Clowns. La letra es preciosa: “Aquí estoy yo, te voy a hacer reír, pero estoy llorando por dentro”. Me gusta esa dinámica contradictoria. Creo que está presente en muchos cómicos y artistas, y me fascina.


Hablemos de usted, de su vida. Tiene muchos hijos. ¿Cómo ha sido ser madre y artista? Ha sido lo más difícil, la batalla más dura. Quizá haya sido la actuación de payasos más complicada de gestionar. Hoy en día sigo luchando por entender cómo ser madre y hacer mi trabajo. Porque, seas quien seas, tener hijos y criarlos es una obra de arte. Y nadie te da un manual. Hay que aprender de los errores. Es una profesión que requiere de mucho tiempo. Y es agotadora porque nunca hay descanso.


Muchos de sus hijos son artistas, pintores, DJ, activistas. ¿Cómo es estar rodeada de una tribu tan creativa? Lo que más feliz me hace es ver cómo cada uno de ellos ha descubierto su propia creatividad, y que viene de un lugar auténtico. Nunca he animado a mi hija Lola a hacer música ni a mi hijo Rocco a pintar. Pero siempre los he expuesto al arte, a la música, y me hace feliz que hayan encontrado maneras de expresarse. Siento respeto y admiración por ellos y por lo que hacen.


¿Cree que fue fácil para ellos crecer con una madre como usted? En absoluto. De verdad, crecer con una madre como yo es un reto.


¿Cómo se siente hoy? Estoy muy ilusionada con mis retos futuros. Estoy a punto de crear un nuevo espectáculo y llevo varios años trabajando en el guion de una película sobre mi vida. Es un buen momento porque junto ideas, me inspiro, salgo con gente creativa, veo muchas películas, escucho música y me he convertido en una antropóloga social. Busco la inspiración dondequiera que vaya y dondequiera que pueda encontrarla.


¿De qué tiene miedo? Me aterra vivir en una sociedad en la que no puedes ser libre para expresar tu individualidad o tus pensamientos. Siento como si la gente tuviera cada vez más miedo de expresar sus opiniones, de ser auténtica. Es como vivir en una de esas futuristas películas distópicas. El problema es que estas parecen haberse hecho realidad.


¿Qué la hace feliz? Pasar tiempo con mis hijos. Y verlos felices, verlos crecer, evolucionar y encontrar las cosas que les gustan. Gran parte de mi felicidad proviene de ellos. Y también en gran medida la inspiración que me brindan algunos artistas.


¿Qué la enamora? Lo que me hace enamorarme es compartir un sentimiento de afinidad con alguien. Cuando conversas con alguien y sientes que habla el mismo idioma. Cuando ves el mundo de la misma manera y te sientes alineada. Me enamoro de la gente creativa, de aquellos que muestran su creatividad de alguna forma.


Retrocedamos 40 años. ¿Qué consejo le daría a esa chica neoyorquina, la joven Madonna? Esa chica estaba sin dinero y con hambre. Le diría que saliera a la calle a buscar algo para comer.


¿Qué haría si hoy tuviera 20 años? No lo sé, creo que haría lo mismo. Me lanzaría al mundo de nuevo. Con la misma curiosidad, con la misma sed de conocimiento, con la misma avidez por experimentar todo lo posible. Querría dejar mi huella en el mundo, expresarme, alterar la paz, ser aventurera y rebelde. Querría todas esas cosas, no sería en absoluto diferente. Bueno, sí: tendría más comida y zapatos.









bottom of page